
Aunque no lo parezca, dormir un poco si entrenas por la tarde es una excelente idea. La siesta es uno de tus mejores aliados para rendir al máximo en tus visitas al gimnasio. La siesta, siempre que tenga una duración adecuada, favorece el desempeño físico y mental.
Ya se sabe que, a veces, «menos es más». En el caso de la siesta esto es así. No deberíamos prolongar este sueño mucho más allá de los 30 minutos, aunque hay muchas variables a tener en cuenta:
Es importante que la población general no duerma más de 30 minutos. A partir de ese momento el cuerpo entra en fases del sueño más profundas. Despertarse después nos hará sentir aturdidos y más cansados que antes de acostarnos.
Es importante saber que no todos los lugares son igual de buenos para echarse una siesta. Lo mejor es no meternos en la cama y, si lo hacemos, quedarnos encima de las sábanas. Lo ideal es echarse en el sofá, porque dormirse en la cama hará que nos cueste más levantarnos al despertar.
También influye de forma importante el momento del día en el que decidamos darnos este pequeño descanso. El momento ideal es después de comer, entre la una y las tres de la tarde, y no deberíamos ir mucho más allá de las cuatro; a partir de esa hora podría verse afectado el sueño nocturno.
El sueño es responsable de regular muchas hormonas que influyen directamente en nuestra salud. Entre ellas está la grelina, responsable de regular el hambre. Cuando tenemos una mala higiene del sueño, la grelina tiene concentraciones anómalas y provoca que comamos peor o incluso nos demos atracones.
Además el sueño también influye en la producción de testosterona, que ayuda a reparar las fibras musculares, entre otras funciones. Para mantener una concentración normal de estas dos hormonas en el torrente sanguíneo es fundamental dormir entre 6 y 8 horas cada noche.
Aunque la siesta no tenga un impacto importante en el plano hormonal, sí que afecta a nuestro rendimiento físico. Una siesta no superior a 30 minutos favorece la concentración y la resistencia, así como la fuerza. Dormir de 20 a 30 minutos antes de ir a entrenar favorecerá nuestro rendimiento. Si a la siesta le incorporas un café justo antes de irte a dormir, te despertarás sintiéndote mucho más enérgico.
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