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Todos tenemos en la mente que el aceite de oliva virgen extra (AOVE) es el más recomendado para utilizar en nuestro día a día y que los aceites refinados son los más dañinos para nuestra salud. Esto no implica que no los podamos utilizar de vez en cuando pero, ¿cuáles son los mejores aceites para cocinar? Hoy exponemos los diferentes tipos de aceites con sus pros y sus contras, aunque siempre puedes consultar con los servicios de nutrición de BeOne si tu centro deportivo dispone del mismo.
En esta categoría se incluyen todos los aceites refinados como el de girasol:
Aceite de girasol. Detrás del de oliva, es el más usado en nuestro país. Su utilización cocinado apenas aporta beneficios para la salud, pues pierde prácticamente todos los nutrientes beneficiosos. En crudo aporta numerosas vitaminas beneficiosas para la piel y el cabello. También tiene un bajo contenido en grasas saturadas, protegiendo tu salud cardiovascular.
Aceite de oliva suave. Aunque no lo parezca, todo aquel aceite de oliva que no lleve la coletilla de «virgen» o «virgen extra» es refinado. Mucha gente lo desconoce porque es difícil encontrar esta información en el envase ya que este tipo de aceite se mezcla con una pequeña porción de AOVE o virgen. Además, las propiedades nutricionales de este tipo de aceite de oliva son muy limitadas: apenas ejerce acción cardio protectora y apenas aporta ácidos oleicos.
Aceites «especiales para freír». Estamos ante el caso más polémico, porque la legislación permite que los envases de estos aceites no especifiquen claramente de qué fruto o semilla se compone. Sí aparece en la etiqueta, pero a veces el usuario puede no saber exactamente cuál es el origen del aceite que consume. Intenta optar por otros aceites mejores para cocinar.
Manteca de cerdo. La manteca es literalmente grasa extraída directamente del cerdo. Aunque no estamos ante un producto procesado, su consumo ha de ser moderado. Aparte de grasa y grasas monoinsaturadas que pueden beneficiar al sistema cardiovascular, no aporta beneficios significativos. Además, es una importante fuente de colesterol, por lo que su consumo ha de ser vigilado.
Mantequilla. Es un alimento muy parecido al anterior, aunque su medio de obtención difiere de la manteca, pues la mantequilla procede de la leche. Concretamente, se aíslan las grasas de las proteínas y los carbohidratos. Su composición es de grasas en un 80% y de agua en el 20% restante, haciendo de la mantequilla un alimento hipercalórico cuyo consumo ha de estar muy limitado.
Aceite de coco virgen. El uso de este aceite destaca en la cocina oriental y su consumo preferente es crudo, pues las elevadas temperaturas oxidan sus propiedades. En el plano nutricional es fuente rica de HDL (o «colesterol bueno») y de grasas que no tienden a acumularse en el hígado. Además, es una fuente de vitaminas, especialmente de la E y la K, relacionada con el metabolismo y la absorción de calcio.
Aceite de oliva virgen y virgen extra. Aunque apenas se use con este fin, el AOVE es el más adecuado para las frituras, porque presenta la mayor resistencia a las altas temperaturas. En el plano nutricional presenta una gran cantidad de antioxidantes, ácidos oleicos y grasas saludables. Los polifenoles que contiene tienen también propiedades antiinflamatorias y antitrombóticas.
Aceite de aguacate virgen extra. Su mayor cualidad es el alto contenido de ácidos grasos monoinsaturados esenciales para mantener una adecuada salud cardiovascular. Además, también soporta altas temperaturas, por lo que podría usarse en frituras. Por contra, es el más caro de todos, por lo que su uso y presencia están muy limitados en España.
En conclusión, siempre que puedas, apuesta por los aceites de oliva, especialmente por los vírgenes o el virgen extra. Definitivamente, son los mejores aceites para cocinar. Soportan las altas temperaturas, tienen propiedades antioxidantes, aportan numerosas vitaminas y protegen tu salud.
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